Redes sociales, ¿otro dilema para los educadores?


Ayer leí este tweet.


Reacciones "normales": asombro, inevitable zozobra e impotencia para imaginar lo que en realidad los datos representan... Y los cálculos de rigor: ¿qué diferencia hay entre un total y el otro?, ¿qué total habrá al final del día? etc.


Luego recordé y fui a buscar (¡ y por suerte encontré !) este otro dato que sabía tenía guardado: un contador de la actividad realizada por segundo en las diferentes redes sociales. Aquí lo agrego:




¿La verdad? No sabría decir qué datos me impresionan más... 

¡Hagan la prueba! Pongan el contador en cero, y realicen otra cosa durante unos segundos (algo rápido: chequear la bandeja de entrada, por ejemplo) y vuelvan a mirar… 

Primera concesión: imaginemos que los datos no son precisos y aceptemos un generoso margen de error... aun así los totales son irrefutables.

Miro nuevamente ambos documentos y agrego: los educadores no trabajamos ni con los nacidos del día, ni con los otros sino que lo más probable es que lo hagamos con usuarios de redes sociales. ¿Cómo explicar estas cifras si no fuese así?  En los minutos que llevo escribiendo esta Entrada, se "subieron", disponibles para todos, 200 horas de videos en Youtube, se hicieron casi 3 millones de comentarios en Facebook y 10 millones de búsquedas en Google y 10 mil usuarios compartieron imágenes en Flickr. 

¿Es una opción el recurso de las redes sociales en nuestra profesión o...? 

Segunda concesión: supongamos que las redes sociales no fuesen un "buen" recurso para el trabajo de la educación (cosa que no es verdad, pero tomémosla), ¿con qué calidad podríamos ganarle a tanta cantidad?

Sigo pensando. No quiero usar la palabra obligación.


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