Artista: Vincent Pianina. Ver aquí.
Una suerte de validación de lo que yo pensaba...
Hace un tiempo participé de una jornada denominada Buenos Aires y sus idiomas, Español Lengua Segunda para la Inclusión, donde los temas abordados fueron, entre otros, los materiales y la orientación que necesitamos los docentes que trabajamos con alumnos hablantes de lenguas distintas al español.
Volví a casa muy estimulada y con nuevas energías. Y la razón principal de tal éxito en mí fue la presentación a cargo de una especialista, Else Hamayan (que yo no conocía, así que fue buenísima sorpresa el encuentro), cuyo tema era: Lecciones aprendidas: La enseñanza a alumnos hablantes de lenguas distintas del español.
Me pareció excelente su exposición, tanto lo que iba diciendo —su planteo, su postura—, como la manera en que lo iba presentando: tal como anunciaba el título, hizo un listado en forma de "mitos" de las lecciones aprendidas a partir de la experiencia de los colegas que nos precedieron en el campo de la enseñanza-aprendizaje de lenguas.
Y en un momento dado yo encontré "una perlita" en su discurso, un comentario chiquito que ella hizo rápidamente y como al pasar pero que me llegó con potencia porque daba cuenta de algo en lo que yo también siempre pienso.
Retomo: en un momento dado, mientras nos mostraba unas láminas (pósters, afiches) que usan unos profesores en Canadá para publicar, mostrar, dar a conocer y valorizar los diferentes recorridos lingüísticos de los alumnos, nos dijo más o menos lo que sigue: "qué suerte que tienen ustedes de que estas láminas no se consigan acá así las hacen ustedes mismos o lo que sería mejor, ustedes y sus alumnos".
Me gustó escuchar ello de boca de una experta.
Lo sentí como una validación de mi postura en favor de la creación, mashup, reciclaje, etc. de los materiales de clase a cargo de los profesores.
Celebro que se perciba como algo normal que las instancias de producción y consumo sean de más en más difíciles de disociar.
Creo que en el aula vale resignar calidad estética (o técnica, según el producto del que se trate) a cambio de motivación y verdadero reflejo de la idiosincrasia de los participantes.
Sin adaptación y personalización de los recursos* usados en el aula no hay emoción en el alumno ni compromiso en el profesor. Y si no hay emoción... si no hay compromiso...
A continuación comparto con ustedes el video de la conferencia: el enlace lleva directamente al momento en que Else Hamayan hace ese simple (y para mí, clave) comentario. Pero ojalá se motiven y la miren completa.
*
En el mundo de las escuelas y trabajando con niños o jóvenes es más simple imaginar esas producciones "caseras" compartidas. No doy aquí ningún ejemplo.
Y en el mundo de las clases en línea y ya con alumnos adultos, la misma puede traducirse en glosarios, fichas de gramática, sets de textos o documentos audiovisuales reunidos por temas, listas de "falsos amigos"...
Hace tiempo que le doy también vueltas y estoy pensando si quizá existe algún artículo o sitio web que plantee lo mismo que plantea esta docente pero aplicado a las clases virtuales. Se me ocurre muchísimas herramientas online que pueden lograr también involucrar al alumno en la interacción, manipulación y creación de material didáctico. ¿Por qué no planteamos un artículo/vídeo/podcast/webinar añadiendo formas de lograr la interacción del alumno utilizando herramientas online en nuestras clases virtuales?
ResponderEliminar¡Un saludo Marcela!
¡Buenas tardes, Sergio!
ResponderEliminarParece que se me había traspapelado este mensaje :( ¡Acabo de verlo!
Mirá, mi respuesta es: sí. Todo lo dicho arriba cuenta también y obviamente para el modo online.
Mi post y tu comentario son del tiempo precuarentena (covid 19) así que hoy, con casi un semestre académico recorrido en modo exclusivamente online, es muchísima la experiencia que podemos compartir.
Cuando quieras y puedas, organizamos un Meet y definimos opciones.
Saludos,
MS